Oración a la Virgen del Carmen del Monte Carmelo por las Almas del purgatorio - An Overview

Oración a la Virgen del Carmen del Monte Carmelo por las Almas del purgatorio - An Overview

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Reflexionar sobre la existencia del purgatorio nos recuerda que todos enfrentaremos el juicio de Dios y que es importante vivir una vida santa y en constante búsqueda de la unión con Él.

En primer lugar, rezar por las almas del purgatorio implica dirigir nuestras oraciones y peticiones a Dios para ayudar a las almas que se encuentran en un estado de purificación después de la muerte. Se cree que estas almas necesitan de nuestras oraciones y ofrecimientos para poder alcanzar su purificación completa y acceder a la presencia de Dios en el cielo.

Me arrepiento de los bienes malgastados. Mi fortuna, mi salud, mis talentos, mi posición en el mundo, todo eso pudo servir para mi salvación, si lo hubiera utilizado para la gloria de Dios. ¡Cuantas gracias no me hubiera ganado y no lo quise y todos mis bienes desaparecieron ante mis ojos en el momento de la muerte! ¡Ah! Si fuera hoy rico de los bienes terrenales, daría tanto para que mi liberación fuera un poco antes, para aumentar el grado de gloria que Dios me había reservado en el Cielo y dar a conocer a alguna alma en la tierra la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.

Durante su estancia en el purgatorio, las almas sufren y anhelan la plenitud de la comunión con Dios. Nosotros, como hijos de Dios, podemos ofrecer nuestras propias penitencias y sacrificios para ayudar a estas almas en su proceso de purificación.

Las oraciones por las almas del purgatorio son consideradas una obra de misericordia espiritual y además son un acto de caridad hacia aquellos que ya han partido de este mundo.

Benditas almas del purgatorio, pedís ayuda porque estáis sufriendo, sufragios para vuestro alivio y en el día de hoy, voy a ofrecer mis plegarias en vuestro favor, te rogamos hoy nuestro señor Jesucristo por las almas de tus siervos que has mandado emigrar de este mundo, para que no las dejes en el purgatorio, sino que mandes a tus santos ángeles y las tomen y las lleven a la patria del paraíso, pues esperaron y creyeron en ti, para que no padezcan las penas del purgatorio, sino que posean los gozos eternos y a vosotras os pido a cambio que os acordéis de mis necesidades, liberadme de los peligros que me acechan y obtener para mí esta gracia.

Reconozcan en este memorial de la Virgen un espejo de humildad y castidad; vean en la forma sencilla de su hechura un compendio de modestia y candor; vean, sobre todo, en esta librea que visten día y noche, oración virgen del carmen por las almas del purgatorio significada con simbolismo elocuente, la oración con la cual invocan el auxilio divino; reconozcan, por fin, en ella su consagración al corazón santísimo de la Virgen Inmaculada.

La Virgen María es una figura importante en la religión católica y se le atribuyen muchos títulos y advocaciones. Uno de ellos es el de «Virgen de la Misericordia», quien intercede por las almas del Purgatorio.

El purgatorio se entiende como un lugar temporal de purificación, donde las almas reciben la ayuda de las oraciones de los vivos para acelerar su proceso de purificación. Según esta creencia, las almas en el purgatorio no pueden ayudarse a sí mismas y dependen de nuestra intercesión.

Nuestras oraciones pueden ayudar a estas almas en su proceso de purificación y acelerar su entrada al cielo.

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Con las que se pueden rezar diariamente junto con los siete Padre nuestros y Ave María, ofreciéndolos con la oración con que se terminan.

Santa María, Reina de los Cielos Madre de Nuestro Señor Jesucristo y Soberana del mundo que no abandonáis y no rechazáis really a nadie. Enviad sobre mí ¡oh Señora mía! una mirada de misericordia y de ternura y obtenedme de Vuestro Hijo bien amado el perdón de todos mis pecados; a fin de que honorando en este mundo con un corazón devoto Vuestra Santa Inmaculada Concepción reciba un día la palma de la beatitud eterna de manos de aquel que habéis concebido, quedando siempre Virgen, Nuestro Señor Jesucristo que vive y reina con el Padre y el Santo Espíritu en la unidad perfecta, siendo Dios por los siglos de los siglos.